lunes, 9 de julio de 2012

LOS HOMBRES DE MI FAMILIA


 “Elegí un trabajo duro - decía mi abuelo - pasé muchas horas en las entrañas de la tierra. Pero no me arrepiento, es parte de mi historia y también de la tuya, somos hombres fuertes”.

El gran Manuel, ¿qué pensaría ahora del oscuro futuro que planea sobre los que han seguido su oficio?
 Lo imagino viendo las noticias con los puños apretados y la humedad en sus ojos cansados. Lanzando todo tipo de improperios, levantándose del sillón decidido a corear junto a los mineros sus derechos. Luego mi abuela aparecería por la puerta y, con su carácter volvería a sentarle en el sofá.
Entonces él murmuraría para sus adentros las memorias de un pasado bajo tierra. Mientras ella daría gracias a Dios por tener un marido viejo y cascarrabias sin fuerzas para poder seguir una marcha negra. Aunque en realidad, su corazón estaría con las mujeres que sufren desde casa.

Imagino todo esto viendo a mi padre prepararse para la marcha, mi madre le ayuda, yo les observo desde el pasillo. Intento no llorar, pero me cuesta; entonces me agarro a los recuerdos de mi abuelo, para que me ayude a dejar en la retinas de mi padre la sonrisa de su hijo al partir.

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