viernes, 29 de junio de 2012

ENTRE COLORES

Toda la vida trabajando en aquel pozo negro, aspirando olores y polvo, las manos negras, la cara negra, el cuerpo negro, los pulmones negros, el futuro negro. Siempre fue así, su abuelo, su padre y ahora él. La mina era su vida. El con sorna decía que era su vocación, que se sentía realizado pero en la oscuridad de la noche sabía y bien sabía que era la única forma que tenía de llevar el sustento a los suyos.
Cuando salía de la mina, se lavaba y solo quería ver colores, el azul de los ojos de su mujer, el marrón de su padre, los verdes de sus hijos y el color trigueño de los suyos en su espejo a la tarde o la mañana. Los verdes y amarillos del campo, el azul de cielos y mares, el blanco de las nieves y los variados colores de las casas. La suya la había pintado de verde, otras celeste y alguna vez se atrevió con el mostaza. Inspiraba color de su alrededor, aire y cariño sano y mucha fortaleza para caminar por la carretera oliendo el alquitrán recalentado, esperando un mañana sin miedo en el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario